jueves, 5 de febrero de 2015

Consentidos y demandantes, ¿por qué nuestros peces disco a veces no quieren reproducirse?

Nuestros ejemplares tradicionales, en el salón de ventas.
Cuando las situaciones ideales nos son esquivas.


El gigante Brasil, con su asombroso Amazonas, está ahí nomás. Desde el Centro de la ciudad de Montevideo, apenas 327 km por la costera Ruta 9 nos llevan a pisar el suelo del país hermano. Los uruguayos amamos nuestro territorio ubicado íntegramente en la zona de insolación templada del sur. Pero nuestras benignas temperaturas se constituyen en un impedimento natural para el feliz desarrollo de los peces disco. 
Cada uno de los que nos dedicamos a criarlos, debemos calefaccionar el agua aunque estemos en pleno mes de enero. Junto con la temperatura, les ofrecemos todas las condiciones para aproximarlos a la realidad de su medio de origen. Y aguardamos...


La paciencia es el punto nº 1.
Los criadores de discos debemos munirnos de paciencia, no hay otro modo.
Y ellos a veces nos sorprenden gratamente, pero, ¿por qué solamente a veces? Tal vez se deba a tantas generaciones reproduciéndose en acuarios estrictamente comerciales, donde optimizar el rendimiento significa que las parejas pongan huevos que luego se le retiran para esperar a que pongan más. O tal vez el motivo sea otro. Lo que sí afirmo, desde mi experiencia personal, es que las variedades con mucho tiempo en Uruguay son peores padres que las que llegan nuevas. Pero claro, esto no quiere decir mucho. Tal vez simplemente coincida que los Marlboro yellow y los Red turquesa -bellísimos, pero fáciles de encontrar siempre- no son tan buenos padres como los ejemplares de las demás variedades. No sé. Solamente especulo con lo que veo. A este respecto -y a todos los que dé lugar mi texto- recibiré con gusto (y agradeceré) la opinión de colegas que deseen expresarse.

Acuñando ideas y reflexiones.
Sin ninguna pretención, realizaré una enumeración de ideas y reflexiones primarias, basadas en mis muchos años como criadora. Conste que es un simple compartir de creencias, y no obligatoriamente se basan en cuestiones científicas. Creo firmemente que si se comparte con sinceridad los conocimientos sobre el tema, lograremos que la cría de estos hermosos animales prospere entre los aficionados.

* Los Discos viven en condiciones óptimas, con una temperatura que oscile entre los 29º y 30º. Un ph de 6,5 les puede servir, y si baja, hasta 3,5 o 4, andan bien, igual, aunque no es conveniente mantenerlos tan bajo.

* Gustan de agua libre de sales minerales disueltas: agua blanda. Igualmente, el agua de ósmosis no es lo indicado, porque:
a - está alterada en su naturaleza (la cual se formó durante muchísimo tiempo) lo que la hace inestable, por más que se mezcle con agua de OSE.
b - estabilizándola, se crían bien los Discos, pero luego qué se hace: solamente venderlos con el cargo de conciencia de que, el que los compre, tendrá dificultades en mantenerlos vivos, con agua que sale del grifo.
c - nunca supe de un aficionado que pudiera reproducirlos con éxito en ósmosis; justamente por el tema de la inestabilidad de los valores del agua.

White melon de nuestro criadero.
* Andan mejor con un ph conseguido por la inclusión de vegetales (hojas secas, maderas, turba) que con uno obtenido por medio de químicos, aunque muchas veces no tenemos más remedio que recurrir a estos últimos, para corregir rápidamente una disparada de los parámetros. Pero siempre debe ser una solución de emergencia y no una costumbre.

* Bien alimentados y con agua adecuada a sus necesidades, como sucede con casi todos los peces ornamentales, es difícil que se enfermen.

* Tienen suficiente resistencia a los medicamentos (muy superior, por ejemplo, a los Tetras), lo que nos permite sacarlos adelante -mediando un certero diagnóstico- si su salud se ve afectada.

* Es básico, como con otros, que no se estresen. Para ello debemos realizar las mínimas tareas de laboreo y decoración, en su pecera. Les desagradan los cambios bruscos de su entorno. Podemos sumarles un nuevo objeto decorativo, tocando lo menos posible el resto de lo dispuesto dentro de su acuario.

* Asegurémonos de que no nos teman. Tratemos con ellos de cerca, pero sin movimientos bruscos. Como otros peces, rápidamente nos identificarán con el placer de alimentarse, por lo que nuestra cercanía se volverá algo grato para ellos.

 * Sifonear seguido, sí. Pero nunca sifonear la totalidad de piso. Es mejor dedicarnos a un cuarto de su superficie, permitiéndoles buscar un escondite definitivo hasta que terminemos la tarea. Si siempre lo hacemos así, estarán confiados mientras los aseamos, incluso nadando tranquilamente en otro lugar  sin prestarnos mayor atención. En cuatro semanas tendremos cubierto todo el fondo causándoles las mínimas molestias.

* Si sus colores de pronto se intensifican, debemos interrumpir todo accionar en la pecera. Significaa que entraron en celo. Buscarán pareja o, si ya la tienen, ambos se dedicarán a aprontar el lugar para su puesta. Llegado a este punto, no meter las manos en el agua salvo en caso de suma necesidad.

* Prestemos atención al lugar elegido para los huevos: si la puesta está fuera de nuestro campo visual, la están ocultando de nosotros. Entonces debemos rever la forma en que nos vinculamos con ellos. Demuestran así, considerarnos su mayor peligro.

* El nivel de agua debe controlarse a diario, para no tener que agregarles demasiado en una sola vez.

* Si comienzan a aprontarse para la puesta, aunque el nivel de agua esté bajo, no debemos arreglarlo. Es probable, incluso, que esa baja en el nivel del agua sea lo que los motivó a reproducirse.

Pareja en agua verde, en nuestro criadero.
* Si van a sacar adelante la puesta, veremos que pronto sus colores brillantes se opacan y oscurecen, debido a la secreción con que alimentarán a los alevines. Si cuando tienen los huevecillos o ya las larvas temblando prendidas al vidrio, no cambió el color de su piel, es que no van a cuidar sus hijos. Aquí, las diferentes situaciones nos llevarían a preguntarnos, si se los comen porque no tienen con qué alimentarlos (creo que es así). O si piensan comerlos, o no quieren o no saben criarlos, o carecen del instinto, y por éso no tienen secreción oscura.

* Nuca tuve un casal de Discos que sacara adelante alguna de sus primeras puestas. Necesitan tiempo. Tal vez sea para aprender de sus errores. El casal que comenzó antes a criar en Multiconceptos, lo hizo luego de al menos doce puestas fallidas.

* A veces la crianza no es, para los padres, tan simple como algo instintivo. Es posible que un casal críe bien, y otro u otros, no lo logren. Lo llamativo, es que si se toma a uno de los integrantes que cría bien y se lo asocia con uno de los integrantes de una pareja que no cría, generalmente se convierten en una pareja que puede criar, y ese Disco que no presentaba secreción, la presenta con su nueva pareja. ¿Entonces cómo es? ¿Más allá del instinto puede haber también aprendizaje? Creo que es porque un padre experiente, de alguna forma somete al otro obligándolo a cumplir con su rol predeterminado.

* Siguiendo con lo referido anteriormente, desmitifico que no se puedan cambiar las parejas que se formaron solas. Un disco en edad reproductiva, si no sufre ningún trauma, al separarlo de su pareja toma otra rápidamente. Tal vez sea por la necesidad de continuar su reproducción.

* Si vamos a cambiar parejas, debemos tener claro de juntar un macho con una hembra, y no dos hembras, que nos confundirán con puestas infecundas. No hay nada visible para diferenciarlos, sólo tenemos la observación durante las puestas. De ahí, es útil describir las pequeñísimas diferencias entre los integrantes del casal, si no las memorizamos, para tener certezas en caso necesario.

* Si se separan las parejas para conformarlas en forma diferente, debemos dejar en su pecera el que queremos utilizar como "buen padre". De esta forma le evitamos estrés. Y agregamos allí, al que pretendemos que se vincule con él. 
Igualmente, no es lo ideal separar una pareja firme y experiente, salvo situaciones muy puntuales, como lograr cría de un animal en extremo interesante, que no la logra con la pareja elegida. 
O lo que tristemente nos sucede a menudo: los pequeños son tantos y tan voraces, que dañan las capas de cutícula, epidermis, etc., de uno de los padres, causándole lesiones que ameritan un tiempo de descanso y medicación. Si lo dejáramos en pareja, repetiría el ciclo y continuaría profundizando sus heridas hasta una lenta y penosa muerte. Porque una vez el instinto se instala, se vuelve más fuerte que su propia preservación.

A modo de ¡hasta luego!

Deseo aún compartir más puntos pendientes, con los que podamos acordar o desacordar. Y aún compartir situaciones de invalidez, especiales, de los ya compartidos.
Pero no hoy.
Gracias por su tiempo. 



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