domingo, 10 de mayo de 2015

Lebistes (Poecilia reticulata). Parte 7: selección de hembras.

En la Parte 6 te expliqué cómo elijo los machos reproductores, lo que tomo en cuenta.
Pero realmente, si pensamos que desde el principio tenemos a la hembra ya preñada del macho bueno que compramos, podemos ver que no es tan importante tener machos reproductores.
Puede ser que alguno supere a su padre y decidas utilizarlo. Eso lo verás.

Lo realmente importante es la elección de hembras reproductoras.




Elección de alevines hembra, para reproductoras.


Es importante separar hembras buenas de la primera camada que se obtuvo.

Para éso, te guías en primera instancia, por el tamaño y la fortaleza del cuerpo. 

Las hembras afinadas, es probable que no tengan un esqueleto fuerte, por éso se irán dejando de lado.
Se necesita una sólida formación de la columna vertebral para que las preñeces continuas no la doblen.

También separas las que prematuramente se notan con la panza hinchada. Esto va a querer decir que están llenas de óvulos. Solamente puede obedecer a un desarrollo precoz. El desarrollo sexual precoz detiene el crecimiento del animal.



Asegurar la línea iniciada.


Tienes el macho puro. 
Tienes a su hembra preñada y pronta para continuar pariendo cada veintiocho días.
Necesitas tener otras hembras de la misma línea, también preñadas por el macho principal, por si llegara a pasarle algo a él.
Para ésto, eliges las cuatro mejores, y ya con un par de meses de edad las pones con su padre. Procediendo de esta forma, si algo sucediera mal vas a tener hembras portadoras, en sus espermatóforos, de esperma del macho principal, aunque no estén maduras sexualmente. Es una forma de cubrir posibles fallos en la planificación de tu plantel.




Hembras bien alimentadas.


Luego de retirar a las hembras inconvenientes y de pasar algunas buenas con el macho, continúas criando las que sí van a ser más adelante, reproductoras principales.
Las crías separadas. Deberán ser entre 6 y 12, más no. Les brindas suficiente espacio de nado y buena cantidad de agua. Al menos una pecera de 60 litros para ellas solas.

Deben recibir alimentación de primera, luego te compensarán ampliamente. Elige escamas importadas, de dos marcas buenas diferentes, y das una comida al día de cada una. Además, debes intentar suministrar a diario alimento vivo. De lo que coma, dependerá en qué se va a convertir.

Recuerda la forma de la boca de los Lebistes: ellos solamente ingieren alimento que flote o nade. No andan como otros peces picando por el fondo. El alimento que está en el piso debe retirarse, ya que ellas no le darán uso.

Jamás suministres hígado de pollo o vacuno. Los peces nunca deben comer alimento procedente de animales que tienen homeostasis térmica, o sea, lo que en forma inadecuada llamamos sangre caliente.





Mantener vírgenes a las hembras.


Es importante mantener a las hembras vírgenes. Si se cruzan tempranamente no desciende -generalmente- la calidad de sus crías. Desciende la cantidad.

He visto hembras de buena genética que, al ser preñadas prematuramente, tienen menos de 10 crías en cada parición. Eso no es lo deseado.

Manteniéndolas vírgenes, ellas crecen mucho más que si, libradas a si mismas, fueran preñadas demasiado jóvenes.

Además, las preñeces prematuras no nos permiten ver el potencial real de crecimiento de cada hembra.

He visto que se recomienda mantener 6 meses las hembras vírgenes, para luego pasarlas con el macho. Si se esperan esos 6 meses, habrá un alto porcentaje de hembras que no queden fecundadas jamás.

Esperando hasta los 6 meses algunas crecerán, posiblemente, 3 o 4 milímetros más. Pero no espero.
A los 5 meses de edad las pongo con los machos y así todas quedan preñadas.


Destaco aquí que, de entre las hembras que no descarté por presunta fragilidad de la columna vertebral o por desarrollo sexual prematuro, elijo las de mejor coloración en la aleta caudal. Preferentemente elegir las que tienen coloración completa en la aleta, y no solamente un sector coloreado y el otro sin color.



Primera parición: última selección de hembras, algo que nunca se dice.


Una vez que las hembras paren, debemos aún realizar otra nueva selección.

Las hembras que han parido son grandes, pues así las elegimos.

Observaremos, con asombro, que unas paren 100 o hasta más alevines de 2 milímetros.

Otras paren entre 20 y 30 alevines, pero de mayor tamaño.

Nos debemos quedar con las últimas mencionadas.

Es un tema que no veo escrito por ningún lado: la diferencia en el tamaño de los alevines. ¿Será que los alevines de mis colegas son todos iguales? 

Lo cierto es que hay hembras que paren alevines cercanos a 1 cm o de 1 cm. ¡Espectaculares! No lo sé explicar ni conozco ningún fundamento científico. Pero estos alevines de gran tamaño crecen también más rápido y a mayores dimensiones que los pequeñitos.

Esa hembra que nos dio 120 alevines minúsculos, es ideal para la comercialización. Pero no son los animales que queremos seguir reproduciendo y seleccionando, nunca se van a convertir en esos animales que ganan premios en concursos, por ejemplo.

Dale un par de oportunidades de parir a cada hembra. Y sin pena, vende las que solamente producen alevines pequeños.

Preserva a la que da hijos de 1 centímetro. Así, manteniendo esta forma de hacer las cosas, vas a llegar a ejempares espectaculares. Después de todo, los que criamos peces (aunque los comercialicemos para costear nuestra afición), lo hacemos por el orgullo de obtener los mejores posibles.

Es más fácil seguir eligiendo reproductores fuertes, de entre los 30 hijos gigantes de una hembra, que de entre los 120 pequeños de otra.

Siguiendo los pasos que te enumeré, fácilmente podrás obtener ejempares hermosos. ¡Tú puedes hacerlo!

Deseo que te haya servido este texto.
Te recuerdo que el tema Lebistes principió en su Parte 1, y que tiene 6 publicaciones anteriores a ésta.

Hasta pronto.


Recuerda que para ver los temas ya publicados, ordenados por grupos, puedes acceder a nuestro SUMARIO.