viernes, 4 de diciembre de 2015

Teius oculatus: dificultades de su mantenimiento en cautiverio.

TEIUS OCULATUS: dificultades de su mantenimiento en cautiverio.
(Todas las fotos que incluimos son recientes. Fueron tomadas en el transcurso de esta semana que pasó.)


Dos Teius oculatus confraternizando.
Se llevan siempre bien entre ellos.
Esta foto, como todas las que mostraremos en este artículo,
fue tomada en esta semana.

En tres posteos anteriores nos dedicamos a hablar de nuestro proyecto de investigación sobre el Teius oculatus, conocido comunmente como lagartija verde de cuatro dedos.
Así ya hemos publicado:
Parte 1.
Parte 2.

Parte 3.

Quedó un espacio de tiempo sin que te diéramos noticias. Tuvo bastantes tropiezos este proyecto y nos desanimó en un principio.
Pero ahora ya nos sentimos más seguros y conformes con los logros obtenidos, que no fueron muchos, pero que sí costaron mucho esfuerzo.



Diciembre de 2014.


Durante el mes de diciembre de 2014, los 3 ejemplares que quedaban vivos no mostraban señales de engorde, pese a las grandes cantidades de cucarachas que tenían a su disposición.

Al alimento que recomiendan sus captores y comercializadores: trozos pequeños de carne cruda, no lo tocan.
El otro alimento que recomiendan, son lombrices de tierra comunes. Pero tampoco se interesaban por ellas. Si bien las perdí de vista cuando las puse, fueron solamente cuatro y cada tanto veo alguna.



El párpado móvil es el inferior.
Aquí está tomando luz.


Buscando la información que se puede.


En Google no existen temas referidos a detalles de Teius oculatus, más que unas leves descripciones físicas.
Así que leí sobre otras lagartijas.
Leí sobre muchas otras, de diferentes variedades. Si algo tienen todas en común, es que solamente aceptan alimento vivo. Son cazadoras. Disfrutan de las moscas.



Están tres de ellas tomando luz.
Se ven claramente dos entradas a las cuevas.


¡Entonces moscas!


No fue tema fácil capturar algunas moscas: en primer lugar, aquí, en el Centro de la ciudad, no son abundantes. 

Cuando hace frío es imposible encontrarlas.
Y capturarlas vivas era complicado. Ideamos algunas trampas pero todas fracasaron.


Las pocas moscas capturadas resultaron insuficientes.

Además, disparaban de los Teius y se instalaban en el techo. 

Por deducción, pensamos que había que cortarles un ala, para que no volaran. 

Esto que cuento rápido fueron muchos días tortuosos.


Como alternativa, probé de ponerles tubifex vivo y no lo comían. También probé con una pequeña madrecita en el agua, no se interesaban.

Así seguían las tres sin ganar corpulencia.

Una de ellas, incluso, se notaba que estaba perdiendo peso.



Este es el ejemplar que está menos colorido.
Pero se alimenta bien y está activo.


Otra muerte en marzo 2015.


El proceso de su muerte.

Primero les sobra piel, principalmente a la altura del vientre, como si sus vestimentas les quedaran grandes. Cada vez les sobra más. En esta etapa, comprobé después, es fácil recuperarlas.



Luego, esa piel comienza a achicarse y ella a quedar sumamente delgada, chupada, enjuta. 

Además, se vuelve apática. 
No sale casi de la cueva.
Se interesa poco y nada por capturar alimento. En esta etapa, aún no hemos logrado recuperarlas.


Última etapa: Perdida total del color, y muerte. 


Aquí cuento que ninguna murió en la cueva. 

Todas salieron y murieron junto al tacho del agua o dentro de él. 
Al morir se dieron vuelta para quedar con las patas hacia arriba.


Esta tiene mejor color que la anterior.
Pero ambas tienen la cara, o al menos la frente, en color gris.


Dos nuevas integrantes del grupo.


Al haber perdido dos ejemplares, trajimos otros dos más, para que siguieran siendo cuatro.


Eran de menor talla que las que ya teníamos. Seguramente eran también de menor edad.

En cuanto salieron de su recipiente corrieron a las cuevas ya existentes y tardaron varios días en dejarse ver.



Este es el único ejemplar con el rostro o nariz o frente, en buen color verde.
También es el de mayor tamaño.


Mes de mayo.


Uno de los Teius recién llegados había adelgazado mucho. Y también uno de los que ya teníamos. Los otros dos estaban con mejor aspecto.

La rescatista de aves Serenella Vico, amiga nuestra y entendida en animales nativos, encontró que la temperatura del terrario estaba baja.

Esto ocasionaba, nos dijo, que sus cuerpos estuvieran demasiado fríos y no se sintieran atraídas por el alimento.


Así que elevamos la temperatura de 18º (les dejábamos tener un breve invierno) a 24º.

Que ése podría ser el motivo.




El Teius oculatus de cabeza entera verde (atrás),
siempre está acompañado,
haciendo contacto físico con el otro, que creo que sea siempre el mismo
aunque no estoy segura.



Junio 2015.


El cambio de temperatura no actuó como ansiábamos. Las que estaban mal siguieron achicándose. 

Nos visitó el Dr. en Veterinaria Ernesto Varela. Nos dio una interesante sugerencia: que las cucarachas pisaran miel y luego las pasáramos por vitaminas en polvo. Y recién ahí, convertidas en milanesas con movimiento, las colocáramos en el terrario.

De principio se comieron las cucarachas y ésto las ayudó a reponerse, a las dos que estaban mejorcitas.
Las otras dos, las delgadas, fueron casi indiferentes a los mencionados insectos.


El primer problema fue que a las cucarachas también se les adhería la arena del terrario. Por deducción, llego a que ésto no favorecía que las comieran: duraban más, su consumo era más lento. Pero podría ser que comían menos porque obtenían un alimento mayor cada vez, por las vitaminas.

El segundo problema surgió en el aspecto de la continencia dentro del terrario. 
7 cm del borde superior del terrario está untado con vaselina, para que patinaran y no pudieran escapar. Pero con la miel y el pegote de vitaminas y arena, lograban huir.

No necesito contar que, cuando quisimos acordar, teníamos cucarachitas corriendo por todo el salón de ventas.


El bebedero se nota sanguinoliento por un nuevo intento de
que se interesaran por el tubifex.


Agosto 2015.


Perdimos a las dos que estaban delgadas, siguiendo el mismo derrotero que mencionamos antes. Ya imaginábamos su irremediable fin porque no las podíamos hacer comer.

Vale decir que manteníamos una de las primeras que llegaron el 31 de octubre del 2014 y una de las juveniles llegadas en abril 2015.


Deseábamos volver a completar las cuatro que optamos como cantidad para la observación. Pero preferimos esperar a que subieran las temperaturas.

Decidimos que a las otras dos las traeríamos recién para octubre.


Las dos que quedaban, que parecían estar bien, salían poco. ¿Era el frío? Estaban a 24º. Subimos a 25º. No hubieron cambios.

Y si no era el frío... ¿era que también ellas estaban desnutridas?


Leí que en todas las lagartijas existe un cortejo amoroso extenso
y complicado.
¿Será ésto?



Mes de octubre.


Llegaron los dos nuevos ejemplares, que nos dijeron que eran hembras ¿?

Intercambiando ideas con un proveedor de otro rubro, nos sugirió que pusiéramos cáscaras de banana. Así iban a tener Drosophilas (mosca de la fruta) para comer. 

Nos pareció algo viable por lo sencillo. Lo pusimos en práctica ese mismo día.


Esto que parece tener poca variación, demoró horas.
Eran como las cuatro de la mañana cuando no me di cuenta
y me quedé dormida.


Hoy, diciembre 2015.


Hemos tenido que aumentar la cantidad de cáscaras de banana.
Están devorando felices las mosquitas. Y por supuesto, continúan con las pequeñas cucarachas.
Pero los que comen mejor son los dos últimos en llegar. Los otros, los anteriores, se dejan ver menos. 

Igual están comiendo, aclaro, pero no con el dinamismo de los que llegaron en octubre.

Las mosquitas las motivan. Se pasan todo el tiempo alrededor de las cáscaras de las bananas.



¡Tranquilo! No está decapitado.
Está cazando mosquitas entre las cáscaras de las bananas.

Redondeando por hoy el tema, te digo que de lo poco que hay disponible para leer, de este lindo saurio uruguayo, no se logran sacar informaciones veraces.

Por ejemplo, sí pueden ser comedores estacionales. No tengo elementos para desmentirlo.

Pero no comen vegetales.

Luego de leerlo, lo puse como hipótesis. Y un poco lo creí, al ver que las plantas morían. Supuse que mordisqueaban sus tallos.
Las plantas morían -seguramente- por la rotura de raíces, a causa de la pequeña red de cavernas que cavaron en la arena.



Parece que aquí hay afecto, verdad?

La persona que me las vendió, me dijo que las hembras tenían tonos de azul a los lados.
Los tonos de azul están presentes, en las laterales del animal que es color verde más intenso, con frente también verde. 
Ese animal tiene conducta más de macho que de hembra. Además, me daba cierta desconfianza porque entre los peces y las aves, siempre los mejores colores son para los machos. ¿Sería diferente en estas lagartijas?

Debemos seguir estudiándolo, pero creo -como dije antes, por el comportamiento- que el verde intenso con laterales azules, es un macho.Espero que el tema te haya interesado. De ser así, por favor comunícamelo con un comentario, o dándole Google+ o compartiéndolo en facebook, Twitter o la red social que utilices.


Te agradezco que me acompañaras hasta aquí.

Te deseo paz y felicidad
Marilyn.




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1 comentario:

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